Pablo luchando contra fieras

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En la primera carta que tenemos de las que el apóstol Pablo escribió a los cirstianos en Corinto, encontramos una muy curiosa expresión de parte de Pablo que ha desconcertado a muchos estudiosos. Se trata del versículo en 1 Cor 15:32, la segunda parte:


Si por motivos humanos luché contra fieras en Éfeso, ¿de qué me aprovecha?

1 Corintios 15:32


Que Pablo haya sufrido lo sabemos del libro de los Hechos de los Apóstoles donde se relata mucho sobre el ministerio del apóstol Pablo. Él mismo escribe que ha sufrido todas estas miserias: «pasamos hambre y sed, andamos mal vestidos, somos maltratados y no tenemos dónde vivir, … nos ultrajan, … somos perseguidos, … nos difaman» (1 Corintios 4:11-13); «cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes. Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo» (2 Cor 11:24-25).

El problema

La gran pregunta que nos trae esta mención sobre su lucha contra fieras es ¿por qué no lo menciona cuando enlista tantas miserias por las que ha pasado? Si es que Pablo ha luchado contra fieras en Éfeso, ¿por qué el libro de los Hechos de los Apóstoles no parece conocer nada de esto? Además, si Pablo quería apelar al emperador romano como lo avisa en Hch 25:11: «¡apelo al emperador!«, no podría haber sido condenado a las bestias o fieras según la ley romana. Esto lo podemos encontrar en el Digesto Legislativo de Justianiano I, quien cita el edicto de Gayo (120-178 d.C.):


Los que están condenados a luchar contra las fieras o las bestias, o a trabajar en las minas, pierden la libertad, se les confisca la propiedad, y por lo tanto pierden el derecho de la ejecución de su libre voluntad.

Digest 28.1.8.4 (Justiniano I)


Para la ley romana, si Pablo hubiera sido condenado a las fieras y hubiese ganado contra ellas, no podría haber apelado al César; no estaba en condición legal. Aunque Pablo sí contaba con su ciudadanía romana, según Hch 22:28, cuando Pablo dice: «yo soy ciudadano [romano] de nacimiento.» Pero perder sus derechos como ciudadano le hubiera dejado mal parado ante la misión que trataba de cumplir. Además, hubiera sido muy improbable que los efesios, griegos o romanos, condenarían a un ciudadano romano a los leones.

Casi todos los biblistas están de acuerdo en que es muy difícil que Pablo se haya referido a una lucha real contra animales salvajes. Pero difieren en explicar a qué entonces se refiere Pablo con estas fieras y su importante descripción «en Éfeso.»

Héracles luchando contra un león, ca. 520-500 a.C. Foto por ArchaiOptix.

¿A qué se refería Pablo con estas fieras?

En primer lugar, Guy Williams nos ayuda a entender que las fieras o referencias a animales salvajes eran una manera muy común de referirse a entidades sobrenaturales, como por ejemplo los demonios. Un buen ejemplo es Isaías 34:14:


Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas,
el macho cabrío llamará a los de su especie;
sí, el monstruo nocturno se establecerá allí,
y encontrará para sí lugar de reposo.

Isaías 34:14


Pablo utiliza un lenguaje con muchos elementos sobrenaturales que en lo académico son llamado muchas veces apocalípticos, cuando habla en el mismo capítulo de «después que haya abolido todo dominio y toda autoridad y poder» (1 Cor 15:22), «cuerpos celestiales y cuerpos terrestres» (1 Cor 15:40), «la imagen del celestial» (1 Cor 15:49), «la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados» (1 Cor 15:52), y la burla a la muerte «Devorada ha sido la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?» (1 Cor 15:54-55).

Así también podemos ver la tentación de Jesús como el evangelio de Marcos la describe: el Espíritu Santo empuja a Jesús, el lugar es el desierto (lugar de fieras), Satanás lo tienta, los ángeles le sirven, y Jesús estaba entre las fieras (Mar 1:12-13). Todo lo que rodea a las fieras es una escena sobrenatural y espiritual. Lo más natural sería entender las fieras como poderes demoníacos.

Por lo tanto, es muy probable que Pablo se haya referido a algo relacionado a los poderes demoníacos u otros elementos de adoración a otros dioses que para él es lo mismo, estando cegado por el príncipe de este mundo quien es Belial, otro nombre para Satanás (2 Cor 4:4, 6:15).

Diosa Diana, la versión romana de la Artemisa griega. Foto por Commonists.

¿Pero por qué en Éfeso?

Pablo al escribir que luchó contra fieras dice que éstas estaban en Éfeso. Y lo menciona como que a los corintios les hubiera hecho sentido. Se supone que ellos habrán entendido a lo que Pablo se refirió.

Ya antes de los tiempos de Jesús, Homero había redactado la Ilíada (siglo VIII a.C.) un poema que narra el origen de los dioses griegos, sus contrariedades y las consecuencias para la realidad humana a partir de estas. Es interesante que Homero describe a la diosa Artemisa (llamada Diana por los romanos), quien era la diosa más adorada especialmente en Éfeso (comp. Hch 19:18):


Señora de fieras, Artemisa

Homero, Ilíada, 27.479 (en griego) (en español, pág. 362)


La conexión entre Artemisa, que nos ayuda a entender mejor Daniel Frayer-Griggs, es en mucho sentido acertado. Él cita no solo a Homero, sino a varios griegos que seguían describiendo a la diosa Artemisa como la señora de las fieras. Incluso la adoración de la Artemisa consistía en señoritas disfrazadas de osas que la acompañaban en su procesión a la diosa. Una estatua de Artemisa en Éfeso muestra como ella tiene algunos osos en sus brazos.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos que el apóstol Pablo tuvo unos fuertes encuentros con los adoradores de esta diosa Artemisa. Es justo en Éfeso donde ocurre que Pablo había realizado bastante milagros y exorcismos:


Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que incluso llevaban pañuelos o delantales de su cuerpo a los enfermos, y las enfermedades los dejaban y los malos espíritus se iban de ellos.

Hechos 19:11-13


Diosa Artemisa derrama una libación, ca. 460–450 a.C. de Eritrea. Foto por Jastrow.

Los plateros y la magia

En cuanto a los plateros que vendían sus íconos de plata de la dios habían llegado a ser un obstáculo para que Pablo siguiera su ministerio en Éfeso cuando estos logran que se tiene que ir de la ciudad. Mientras tanto, muchos magos se convertían:


Y muchos de los que practicaban la magia, juntando sus libros, los quemaban a la vista de todos; calcularon su precio y hallaron que llegaba a cincuenta mil piezas de plata.

Hechos 19:19


Si Judas entregó a Jesús por unas 30 piezas de plata (Mat 26:15), nos podemos imaginar la cantidad que 50,000 piezas hubieran significado. Para la gran mayoría el problema era claro: Pablo tenía que salir. Es esto que llevó a los ciudadanos de Éfeso de estar «gritando como por dos horas: ¡Grande es Diana (Artemisa) de los efesios!» (Hch 19:34)

Esto explica por qué Pablo conectó su lucha contra las fieras a Éfeso, y todos los corintios hubieran entendido, lo más probable, que Pablo estaba hablando de los seguidores de la señora de las fieras, la diosa de los efesios, Artemisa. De que casi haya muerto Pablo en esa asamblea gritando por dos horas, nos explica que al querer entrar Pablo a esta «los discípulos no se lo permitieron» (Hch 19:30) y «amigos de Pablo, enviaron a él y repetidamente le rogaron que no se aventurara a presentarse en el teatro» (Hch 19:31).

Odiseo convertido en animal, copa de vino, ca. 560-550 a.C. Foto por Lucas.

¿Qué quedó en la historia de las luchas de Pablo contra las fieras?

Varias leyendas sobre Pablo y las fieras habían surgido, pero la más notoria es el manuscrito apócrifo de los Hechos de Pablo. Es curioso como esta historia algo fantasiosa construye la lucha entre Pablo y las fieras al ser condenado por el gobernador de Éfeso. Habiendo llegado Pablo a Éfeso, a la casa de Priscila y Aquila , les cuenta que recuerda que estando en Palestina había bautizado a un león . Y los llamaba a predicar el evangelio en la ciudad.

La ciudad estaba en contra de Pablo, así como Hechos nos lo cuenta. Por su lado, el gobernador Jerónimo pregunta a la multitud (sonando como Pilato) qué hacer con Pablo. «A las fieras» le gritan los efesios. Jerónimo cumple el pedido, y al ser lanzado a las fieras, Pablo se encuentra de nuevo con este león que en vez de comerlo, empieza a orar. Pablo al darse cuenta que es el mismo león bautizado da gracias a Dios y los dos son salvados por un granizado de las otras fieras e incluso de los arqueros del estadio.

Aunque parezca fantasioso el relato, podemos considerarlo como un escrito de cristianos. No para cambiar la historia, sino en modo de novela inspirar a cristianos a predicar y convertir a la gente y en especial a los gentiles. Porque más tarde estos podrían terminar salvándoles la vida en situaciones de aprieto.

Gerásimo del Jordán, siglo V d.C. Foto por Чръный человек.

Conclusión

Como hemos visto Pablo no pudo haberse referido a una lucha contra animales salvajes en medio de una ciudad como Éfeso. Los más probable es que Pablo se haya referido a los seguidores de la diosa Artemisa/Diana quien era considerada la Señora de las fieras. Los obstáculos contra los plateros de la diosa y los magos en Éfeso apoyan esto. Finalmente, la leyenda cristiana se refirió a Pablo condenado a las fieras en Éfeso. De esta manera pudo brindar ayuda para estos mártires posteriores quienes realmente fueron comidos por leones y temían predicar el evangelio a los no-creyentes.

Las fieras enemigas de Pablo siguen rugiendo hoy en día. O como lo dice el apóstol Pedro:


Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resistidle firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.

1 Pedro 5:8-9


Bibliografía

Frayer-Griggs, Daniel. “The Beasts at Ephesus and the Cult of Artemis.” The Harvard Theological Review 106.4 (2013): 459–77.

Garland, David E. 1 Corinthians. BECNT. Grand Rapids, MI, EE.UU.: Baker, 2003.

Piñero, Antonio, and Gonzalo del Cerro, eds. Hechos apócrifos de los Apóstoles: Hechos de Pablo y Tomás. Vol. 2. Madrid: Biblioteca Autores Cristianos, 2005.

Porter, Stanley E. The Apostle Paul: His Life, Thought, and Letters. Grand Rapids, MI, EE.UU.: Eerdmans, 2016.

Williams, Guy. “An Apocalyptic and Magical Interpretation of Paul’s ‘Beast Fight’ in Ephesus (1 Corinthians 15: 32).” The Journal of Theological Studies 57.1 (2006): 42–56.

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