Lucha de poder: Saúl (parte 1)

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Saúl y David, por Rembrandt, en 1650

¿Qué sucede cuando el gobierno de una nación se le cae a alguien en las manos, y encima sin que esta persona lo quisiera? ¿Será que alguien que no busca el poder se puede quedar intacto por los hechizos del poder? ¿Puede que sea esta la solución de las luchas por el poder? Cinco descripciones sobre cómo Saúl llegó al poder y cómo lo manejó ofrecen una mirada detrás del telón de la política en el inicio de la monarquía en Israel. Dos serán expuestos aquí, y los siguientes tres en la próxima entrada.

1. Sin querer queriendo

Como se había explicado anteriormente que Samuel no quiso proclamar a nadie como rey, Dios se tuvo que encargar de llevar a Saúl a la casa de Samuel. El reinado de su pueblo le cayó a Saúl totalmente inesperado ni ansiado. El autor del libro de Samuel introduce a Saúl como un joven apuesto y de padre «poderoso y valiente» (1 Sam 9:1). La historia empieza con la pérdida de unas asnas por lo que el padre encomienda a Saúl y un criado de la casa a encontrar las asnas:


Y las asnas de Cis, padre de Saúl, se habían perdido, por lo cual dijo Cis a su hijo Saúl: Toma ahora contigo uno de los criados, levántate, y ve en busca de las asnas.

1 Samuel 9:3 (LBLA)


El padre sabía que Saúl iba a necesitar un criado para poder encontrar las asnas. Este emprendimiento los llevó junto a Samuel, el vidente. Pero lo que sucedió fue que Samuel le unge a Saúl como rey delante de muchas personas (1 Sam 9:12-13, 22). Pero Samuel le dice a Saúl lo siguiente:


Yo soy el vidente. Sube delante de mí al lugar alto, pues hoy comerás conmigo, y por la mañana te dejaré ir y te declararé todo lo que está en tu corazón. En cuanto a tus asnas que se perdieron hace tres días, no te preocupes por ellas pues han sido halladas. Y ¿para quién es todo lo deseable en Israel? ¿No es para ti y para toda la casa de tu padre?

1 Samuel 9:19-20 (LBLA)


Saúl parece que ni conocía al Juez y Profeta de Israel. Pero Samuel parece haber conocido la casa de su padre. De las asnas, que son animales de producción y capital agrícola, Samuel hace dos preguntas retóricas implicando que el reinado será de Saúl. Pero sin mencionar las responsabilidades, Samuel se enfoca en lo que todos los jóvenes se habían enfocado hasta ahora, los hijos de Elí (1 Sam 2:12-17) y los hijos de Samuel (1 Sam 8:3): LO DESEABLE. ¿Por qué Samuel, el hombre de Dios se lo debía hacer apetecible a Saúl, en vez de avisarle de lo serio que sería? La respuesta, ya explicada anteriormente, está en la frustración de Samuel.

Ahora Saúl parece que ni quiso el reinado. Cuando volvió se encuentra con su tío que le pregunta por lo sucedido, pero «Pero Saúl no le contó acerca del asunto del reino que Samuel le había mencionado.» (1 Sam 10:16b) Más tarde cuando juntó Samuel el pueblo en Mizpa, Saúl salió escogido por el sorteo que realizaron. Pero sucedió que Saúl se había escondido, y los hombres tuvieron que preguntar al Señor dónde está. A esto el Señor les responde:


… y la suerte cayó sobre Saúl, hijo de Quis. Pero lo buscaron y no lo encontraron, por lo que consultaron otra vez al Señor, para saber si Saúl se encontraba allí. Y el Señor respondió que Saúl ya estaba allí, y que se había escondido entre el equipaje.

1 Samuel 10:21-22 (DHH)


Es de esta manera que a Saúl se le cayó el reinado de cielo como un rayo que lo intimidó y no lo había esperado para nada. Es así que Saúl fue coronado como el primer monarca de Israel sin querer queriendo.

2. No apto para gobernar

a. Administración y ética de trabajo

Saúl no parece haber nacido para liderar, ni para gobernar. En primer lugar, cuando su padre le manda a buscar las asnas Saúl parece que está sentado o acostado: «levántate, y ve en busca de las asnas» (1 Sam 9:3b). Así también le habla Samuel cuando Saúl al parecer no sale de la cama a la mañana: «Levántate, para que yo te despida» (1 Sam 9:25). Además, al buscar a Samuel el vidente, es el criado que tiene el dinero y no Saúl, el hijo del hombre poderoso (1 Sam 9:7-8). Las habilidades administrativas, ni una buena ética de trabajo parecen haber sido parte de la personalidad del nuevo rey.

b. La furia como motor

Al inicio Saúl no quería el reinado, pero luego eso fue cambiando. La oferta del poder suele ser muy distinto que su realidad. Como Samuel lo ofreció, era «todo lo deseable en Israel», pero esto no lo fue ni para los hijos de él, ni para Samuel, ni para Saúl. Así también lo «no deseable» para Saúl, más tarde se volvió algo que no pudo soltar. Al ser ungido varias veces, Saúl se fue de vuelta a su casa. Cuando los amonitas oprimieron a los Israelitas en Jabes de Galaad, al otro lado del Jordán, los mensajeros encuentran a Saúl trabajando en la tierra de su padre (1 Sam 11:5-7). Motivado por el enojo, aunque lleno del Espíritu del Señor, empezó a reunir la gente por la fuerza, amenazando a quien no iba con él contra los amonitas, sería despedazado como sus bueyes. La falta de seguridad llevó al pueblo pedir por un rey. Y esto lo convenció a Saúl también. Aunque la furia puede servir como arranque en la ejecución de un gobierno, no es buen acompañante.

El rey Saúl, por Lidia Kozenitzky

c. Populismo e inseguridad

La guerra ante los amonitas fue un éxito total. El populismo de guerra para salvar a los israelitas lo llevó incluso al ataque de su mala prensa:


27 Pero ciertos hombres indignos dijeron: ¿Cómo puede éste salvarnos? Y lo menospreciaron y no le trajeron presente alguno.

12 Y el pueblo dijo a Samuel: ¿Quién es el que dijo: “¿Ha de reinar Saúl sobre nosotros?” Traed a esos hombres para que los matemos13 Pero Saúl dijo: A nadie se matará hoy, porque hoy el Señor ha hecho liberación en Israel.

1 Samuel 10:27; 11:12-13 (LBLA)


La inseguridad parece haber sido otra barrera para Saúl en lograr un buen manejo de la monarquía. Cualquier político que inicia necesita o a un buen sponsor o a la gente. Estas dos cosas son las que dan plataforma para afianzarse en el poder. Saúl empezó con un sponsor no muy motivado: Samuel. Pero al experimentar los halagos de la gente, el deseo de poder se despertó en Saúl. Su inseguridad fue afianzada por el elogio de los salvados. Pero es exactamente esta clase de populismo que le llevó a perder su sponsor:


El [Saúl] esperó siete días … y el pueblo se le dispersabaEntonces … él ofreció el holocausto… 11 Pero Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Como vi que el pueblo se me dispersaba, que tú no llegabas dentro de los días señalados y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, 12 me vi forzado, y ofrecí el holocausto.

1 Samuel 13:8-12 (LBLA)


Conclusión latinoamericana:

Cuando el político desea desprenderse del que le dio la plataforma de gobernar con poder, empieza una lucha de titanes. No era más Samuel contra Saúl, sino Dios contra Saúl. Samuel había quedado como el vocero del sponsor. En esta historia el autor del libro ofrece una mirada a las decisiones que ocurrieron al inicio de la «politiquería» en el pueblo de Dios. La política es importante para los cristianos, pero saber que Dios es el único sponsor al cual se le debe toda lealtad, es lo supremo. Si existen similitudes a lo que se vive en Latinoamérica, no es demasiada coincidencia por lo humano que somos. Pero sí demuestra que la Biblia, y en especial el libro de Samuel es más que una colección de historias para niños en la escuela dominical.


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