En Mateo 25:1-13 encontramos Jesús contando la parábola conocida como la de las 10 vírgenes. ¿Cuál es el mensaje de esta parábola? ¿Por qué el novio es tan tajante en cerrar la puerta? ¿Por qué las vírgenes prudentes no dan de su aceite a las otras? Y ¿qué significan los elementos como la boda, la puerta, el aceite? Antes de entrar en detalles, aquí un resumen de la parábola.
1. La parábola
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. El novio no llegaba y todas se pusieron a dormir. 5 vírgenes prudentes habían llevado aceite de reserva. De medianoche se escucha un clamor y llega el novio. Las 5 vírgenes insensatas rápidamente se fueron a comprar aceite, mientras que el novio llegó. Al volver éstas la puerta de la boda estaba cerrada y llamaron «Señor, señor, ábrenos», pero el novio dijo «En verdad os digo que no las conozco».
2. El mensaje
Es cierto que cada parábola es un mensaje de por sí, pero tratamos de entender lo que Jesús nos quiso decir, no lo que queremos escuchar. La parábola de las diez vírgenes se encuentra en medio de un discurso de Jesús sobre los tiempos finales (Mt 24:4-25:46). Este discurso es una respuesta a la pregunta de sus discípulos (Mt 24:3). Dos tiempos son descritos aquí: 1) la destrucción del templo o el comienzo de los dolores (Mt 24:2, 8), y 2) la consumación del siglo o el fin (Mt 24:14).[1]
El discurso contiene 4 parábolas y las cuatro parecen estar dirigidos hacia el primer lapso de tiempo mencionado: el comienzo de los dolores. Además, cada parábola tiene el mismo mensaje central: estén preparados en estos tiempos, porque no saben cuando viene el hijo del Hombre o el fin (Mt 24:44, 46; 25:13, 19). Estas son las mismas palabras que Jesús repite una y otra vez en su discurso sin hablar en parábolas (Mt 24:4, 6; 25:36, 42).
La triangulación de los 3 personajes o grupos de personajes nos ayuda a entender que se trata de un accionar prudente en contraste con un accionar insensato. El personaje que ocupa el lugar de un juez es el novio que sentencia el buen obrar y el mal obrar. Aquí, el novio sentencia como mal obrar el no estar preparado para su llegada.[2]
¿Es necesario este contexto?
Si no entendemos la parábola en su contexto del discurso, podríamos encontrar a Jesús sin misericordia que no tiene un corazón para con estas 5 vírgenes insensatas que por un error de cálculo, pareciendo que sin ninguna mala intención, no podían alumbrar el camino del novio. No sería de buena costumbre echar a la visita por llegar tarde. Cualquiera en Israel, Arabia o en Latinoamérica entendería esto. ¿No iría esto en contra de lo que Jesús indicaba en cómo hacer un banquete: «cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos, y serás bienaventurado, ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos» (Lc 14:13-14)?
Por otro lado las vírgenes prudentes quedan muy mal paradas al no compartir su aceite que tenían. ¿No insistía Jesús que compartamos con los que no tienen «A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames» (Lc 6:30)? ¿Será que no tuvieron fe como la viuda junto a Elías que su aceite nunca iba a acabar «La harina de la tinaja no se acabó ni se agotó el aceite de la vasija, conforme a la palabra que el Señor había hablado por medio de Elías» (1Re 17:16)? Estas interpretaciones obviamente son problemáticas y no siguen la intención del evangelio de Mateo. Necesitamos el contexto.
3. Los elementos
Las parábolas de Jesús ha tenido éxito cumpliendo sus dos funciones: transmitir el mensaje y ocultarlo a la vez (Mr 4:11-12). No entendemos todo, pero bastante. Cuando hablamos de dogmas o reglas de la fe, necesariamente debemos quedarnos en lo más simple y certero. En este sentido un debate teológico surge alrededor de los elementos de esta parábola. El cuidado con la alegorización de los detalles he descrito aquí. Como también el problema entre judíos no cristianos y los gentiles cristianos. Vamos a analizar los detalles.
a. Tiempos finales (entonces)
La llegada del Hijo del Hombre estaba anclada con el fin. Esto lo vemos en la pregunta de los discípulos: «Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo?» (Mt 24:3). A la vez, Jesús une la llegada del Hijo del Hombre con el juicio de las naciones: «Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará en el trono de su gloria; y serán reunidas delante de Él todas las naciones; y separará a unos de otros» (Mt 25:31).
La parábola utiliza la palabra entonces unas 13 veces. Este entonces en el discurso nos lleva necesariamente al contexto de los tiempos finales. La llegada del novio se refiere a la llegada del Hijo del Hombre. Por esta razón, en su contexto, cuando el novio responde a las vírgenes insensatas diciendo «De cierto os digo, que no os conozco» (Mt 25:12), no está siendo rudo, sino que actúa como juez justo. Sin embargo, la situación anterior a la llegada del novio, es el tiempo de los dolores, la espera. El mensaje de atención de la parábola está dirigido a este tiempo, que es nuestra actualidad.
b. El aceite
El aceite en esta historia ha tenido una enrome variedad de interpretaciones. Quizá hoy en día es más conocida la conexión con el Espíritu Santo. Pero es difícil que el aceite sea directamente el Espíritu Santo.
1) Tener el aceite es estar preparado para la llegada del Hijo del Hombre. En la historia se puede tener mucho, poco o nada de aceite. No encontramos a personas que tienen POCO del Espíritu Santo en la Biblia, o están llenos o no lo tienen. En la parábola se puede comprar y vender el aceite. Esto es muy complicado para representar el Espíritu Santo. «Cuando Simón [el mago] vio que el Espíritu se daba por la imposición de las manos de los apóstoles, les ofreció dinero» (Hch 8:15) El apóstol Pedro respondió: «Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero» (Hch 8:20).
2) A lo largo de la historia de la iglesia, unos 2000 años, no he podido encontrar este interpretación. Para la mayoría de los padres de la iglesia el aceite son las buenas obras, o una vida piadosa (ej. Hilario, Crisóstomo). Para Agustín de Hipona era claramente la caridad, es decir, la ayuda al necesitado. Para Orígenes, el aceite era la palabra de la buena enseñanza que llena la vida del creyente. Obviamente en la Reforma, en contra de las obras exigidas por la iglesia católica, para Lutero el aceite es la fe.[3]
De que tiene más que ver con la caridad o la vida piadosa viene del contexto de la las parábolas que están en el mismo discurso. La parábola anterior (del siervo fiel e infiel, Mt 24:45-51), hace énfasis en la fidelidad con lo otorgado. La parábola que viene posterior (la de los talentos, Mt 25:14-30), nuevamente hace énfasis con la administración fiel de lo otorgado. Finalmente, el discurso de Jesús termina diciendo a los preparados «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí» (Mt 25:34-36).
Sin embargo, el Espíritu Santo es el que nos incita hacia una vida tal. Lo dice el Apóstol Pablo en Gál 5:25 «Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.» Este es el Espíritu de Jesús para sus discípulos (Gál 4:6). Por lo tanto podríamos decir que somos bendecidos por el aceite del Espíritu Santo, y para mantenernos preparados deberíamos andar en él como lo explica Jesús en el párrafo anterior.
Conclusión
La parábola la de las diez vírgenes nos quiere enseñar a estar preparados para la segunda venida de Jesucristo. Nuestro comportamiento, como también nuestra ayuda al prójimo son importante en el estar preparados. No menos tener el Espíritu Santo, aunque no está representado directamente por el aceite, él es el Espíritu de Jesús quien nos va guiando en nuestro diario andar. Para el apóstol Pedro la venida del Espíritu Santo había inaugurado los últimos días (Hch 2:16-17) que fueron la actualidad de los discípulos como también lo es la nuestra. Estemos atentos y no desaprovechemos la oportunidad que Dios nos da hoy, «como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones» (Heb 3:7-8).
Bibliografía y notas
[1] Schottroff, Luise. Die Gleichnisse Jesu. Gütersloh, Alemania: Gütersloher Verlagshaus, 2005, pág. 51.
[2] Blomberg, Craig L. Interpreting the Parables. 2nd ed. Downers Grove, IL, USA: IVP Academic, 2012, pág. 238.
[3] Blomberg y Snodgrass, dos estudiosos de las parábolas dicen que el aceite no es el Espíritu Santo. Blomberg, Craig L. Interpreting the Parables, pág. 242. Snodgrass, Klyne R. Stories with Intent: A Comprehensive Guide to the Parables of Jesus. Grand Rapids, MI, EE.UU.: Eerdmans, 2008, pág. 515
No he encontrado ningún comentario bíblico que siquiera presenta esta opción (Nolland, R.T. France, Zimmermann, Schottroff, Matthew Henry, Hendriksen, Deiros, Hagner, MacArthur, Ironside). Las 3 fuentes donde los he encontrado son: los escritos de Ellen White (adventista), la Doctrina y Convenios 56-57 de los Mormones y en John Walvoord, (siguiendo la idea escatológica dispensacionalista). [Walvoord, John F. «Christ’s Olivet Discourse on the Time of the End: Prophesies Fulfilled in the Present Age.» Bibliotheca Sacra 128 (1971): 206-214.]
John Walvoord
Walvoord, ha sido el presidente del Dallas Theological Seminary, que ha sido conocido por la teología dispensacionalista (rapto, tribulación, mil años de Cristo, etc.). Él está de acuerdo que el contexto es importante pero le añade su interpretación al contexto explicando: «La interpretación, por lo tanto, debe relacionar este pasaje con el contexto, es decir, la doctrina de la segunda venida de Cristo para establecer su reino terrenal.» La doctrina es la interpretación de una suma de pasajes de las cuales se saca una regla general. Esto no es el contexto bíblico, sino el contexto del intérprete actual.
Lo importante del E.S. en esta parábola para Walvoord está en que para él esto ya es la tribulación, según sus interpretaciones de los tiempos, y por lo tanto aquí se enfoca la presencia del E.S. en la vida de los cristianos también en esas dispensaciones, para él, futuras.