El maná del cielo que mantuvo al pueblo Israel en su peregrinaje desértico, siempre ha sido y sigue siendo un misterio maravilloso. La respuesta a qué era el maná en la Biblia es un tema un poco más complicado dado su naturaleza y origen divino. Por tal razón se han propuesto diferentes explicaciones como unas frutas exóticas o incluso a un excremento de insectos. Aquí mostraremos que el maná según el relato y la tradición bíblica es de naturaleza celestial.
El relato del Éxodo
Es en Éxodo 16 donde entra en escena este misterioso alimento. Cuando los israelitas huyeron de Egipto de manera milagrosa por el Mar Rojo, estuvieron en el desierto y les faltó la provisión alimenticia. En vez de morir de hambre se burlaban de la situación diciendo
Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud
Éxodo 16:3
A esto viene la respuesta de Dios que manda el alimento misterioso llamado Maná. Curiosamente el alimento era tan enigmático que los mismos israelitas le dieron el nombre con el que lo identificaron la primera vez: «¿Qué es?» En hebreo esto se pregunta con «¿Man?«, de dónde viene el nombre Maná.
El texto describe el maná como «una cosa delgada, como copos, menuda, como la escarcha sobre la tierra» (Éxo 16:14). Y también como «como la semilla del cilantro, [pero] blanco, y su sabor era como de hojuelas con miel» (Éxo 16:31). Realmente parece una cosa de difícil descripción. Quizá algo como los copos de arroz podría reflejar esta apariencia:
Como piedras preciosas
Más adelante, en Números 11:6-9, encontramos un interesante aspecto que parece basarse en las descripciones anteriores pero añade algunos elementos. Primeramente se repite que el maná se parecía a la semilla del cilantro (Núm 11:7). Pequeño, como copos, al estilo de las arvejas, pero siempre apuntando al color blanco, según Éxo 16:31.
1. El courier
En segundo lugar se explica también la forma de llegar a la tierra del nutriente maravilloso: «Cuando el rocío caía en el campamento por la noche, con él caía el maná» (Núm. 11:9). Esto es un aspecto interesante que también es mencionado en Éxodo 16:13-14, donde se explica que recién cuando el rocío se evaporaba se observaba el maná sobre la tierra. Pareciera ser que para el autor bíblico el maná venía empaquetado en el rocío, actuando este como el courier del maná que llegaba del cielo.
2. Aspecto de bedelio y cristal
La naturaleza enigmática se suma con el añadido de Números 11:7, donde se describe al maná con un «aspecto como el del bedelio.» La palabra bedelio, en hebreo bǝdōlaḥ (בְּדֹֽלַח), solo aparece aquí y en Gén 2:12, cuando se describe la región del jardín del Edén. La traducción griega lo relaciona con el cristal, cuando lo traduce como krystallos (κρύσταλλος). El bedelio tiende a tener conotaciones celestiales con las piedras preciosas que se mencionan en conjunto con el Edén (Gén 2:12), el tabernáculo (Éxo 28), el templo escatológico de Ezequiel (Eze 28) y la nueva Jerusalén (Apo 21).
Por su lado, el griego utiliza el krystallos en dos circunstancias. Primero, en relación a la nieve y el frío, donde suele ser identificado como hielo (Sal 147:6; 148:8; Job 6:16; 38:29). 2) Segundo, a partir de los libros proféticos, el krystallos se vuelve un material celestial nuevamente. «Haré tus almenas de rubíes, tus puertas de cristal y todo tu muro de piedras preciosas» (Isa 54:12). Ezequiel ve el cristal sobre las cabezas de los seres vivientes, llevando la gloria del Señor desde el templo (Eze 1:22, 26-28). Finalmente, el Apocalipsis también describe el trono de Dios, relacionándolo al estrado de los pies de Dios (Apo 4:6) y de la apariencia del río de agua viva (Apo 22:1).
No podemos olvidarnos que Moisés lo llamó «el pan del cielo» (Éxo 16:15) y también «pan del Señor» (Éxo 16:15). Por lo tanto, todo esto llama la atención a que aquí no parece tratarse de un simple fenómeno natural que no se sabía explicar. El texto bíblico trata de aclarar que aquí se trataba de un alimento sobrenatural. ¿Qué pues podría ocasionar el comer pan del cielo?
Longevidad y el maná
Como si fuera poco, el misterio del maná no termina aquí. En Deu 8:3 encontramos al maná siendo utilizado de manera semi-tipológica. Es decir, que se habla de las palabras de Dios como si fuera el maná:
Y te humilló, y te dejó tener hambre, te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del SEÑOR.
Deuteronomio 8:3
Este texto es ambiguo. Por un lado parece indicar que el maná sale de la boca del Señor. Pero por el otro, pareciera ser que se trata de la palabra de Dios. No hay seguridad de qué se trata esta descripción, aunque quizá se trata de los decretos de Dios que cuando él comanda que caiga alimento, caerá.
Relacionado a esto, está el siguiente versículo que indica el resultado de esta atención divina al pueblo: «Tu ropa no se gastó sobre ti, ni se hinchó tu pie durante estos cuarenta años» (Deu 8:4). Podría entenderse como dos provisiones separadas de Dios, pero el sentido general de Deu 8:1-6 trata de guardar los mandamientos de Dios. Como vimos arriba en 8:3 inicia la prueba de hambre a los israelitas que termina diciendo que a pesar de la prueba, Dios proveyó. Se podría entender la expansión de la provisión de Dios en Deu 8:4 como la prueba de que era verdaderamente «pan del cielo» lo que comieron por 40 años.
¿Es el maná comida de ángeles?
Los Salmos contienen las historias y las pruebas del pueblo de Dios. Entre ellas, naturalmente el peregrinaje por el desierto y por supuesto la aparición del misterioso maná. El Salmo 105 es un excelente ejemplo. Aquí se resume la historia desde el pacto de Abraham hasta que el pueblo de Dios llega a la tierra prometida. En medio menciona indirectamente el maná:
Pidieron, y les mandó codornices,
y los sació de pan del cielo.
Salmo 105:40
El salmista relaciona nuevamente el maná con un panificado. Pero es el mismo panificado al que Moisés se refirió, a uno del cielo, el pan del Señor.
El Salmo 78, que es un lamento por la desobediencia del pueblo a Dios, pero a la vez alaba a Dios por su fidelidad menciona la misma historia:
…dio órdenes a las nubes arriba,
y abrió las puertas de los cielos;
hizo llover sobre ellos maná para comer,
y les dio comida del cielo.
Pan de ángeles comió el hombre;
Dios les mandó comida hasta saciarlos.
Salmo 78:23-25
El pan de la tierra debe crecer desde la tierra, pero el pan del cielo no fue hecho para nuestra realidad. Así parece haberse entendido en la Biblia la nutrición celestial y la terrenal. Pues a la pregunta ¿qué comen los ángeles?, la Biblia parece responder: Maná, esto es el pan del cielo.
Incluso resistente al fuego
Esto también está presente en la literatura judía antes de Jesús en Sabiduría 16:20 «A tu pueblo, en cambio, le diste a comer alimento de ángeles. Sin que tuvieran que trabajar, les enviaste desde el cielo un pan listo ya para comer» (DHH). Aunque no se relaciona aquí la longevidad con el comer del maná, sí se reconoce su naturaleza maravillosa, primero por convertirse en un gusto deleitoso para el consumidor, y segundo por derretirse por los rayos del sol, pero a la vez siendo resistente al fuego (Sab 16:21, 27). ¿Pero será que el Nuevo Testamento muestra algo similar?
Jesús y el maná
En esta sección se analizarán dos puntos. Primeramente, la tentación de Jesús según el Evangelio de Mateo. Posteriormente entrará en escena el Evangelio de Juan, donde Jesús se refiere a sí mismo como el pan de Dios.
La tentación de hacer pan
En el evangelio de Mateo se encuentra una situación muy similar a la que había pasado Israel en el desierto. En el capítulo 4, Jesús es llevado por el Espíritu al desierto. Los 40 días y 40 noches de ayuno de Jesús (Mat 4:1) se relacionan fácilmente con los 40 años de Israel en el desierto. La conexión con el maná está en que la solución al hambre era realizar un pan terrenal (de las piedras; Mat 4:3). El hambre de Jesús como él del pueblo en el desierto, comprobaba la misma lección «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Deut 8:3 // Mat 4:4). Son estas palabras con las que Jesús le gana al diablo en esta tentación.
Al cabo de la tentación, es interesante que el Hijo de Dios es servido por los ángeles. No es que le dieron un masaje terapéutico por sus caminatas desérticas, sino que le proveyeron alimento, y lo más natural sería que habría sido del cielo.
El pan de Dios
En el cuarto evangelio Jesús se refiere a sí mismo como el pan de Dios. Todo el capítulo 6 de Juan se trata sobre la alimentación de Jesús. La alimentación va en conexión con la vida eterna, es decir la longevidad: «Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna» (Jn 6:27). Aquí Jesús divide las clases de alimentos. Los que escuchaban entendieron perfectamente esta relación con el maná en el desierto. Esto se clarifica en su respuesta a Jesús: «¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Les dio a comer pan del cielo»» (Jn 6:30-31)
La discusión se torna completamente por el alimento que pueda dar longevidad. Jesús clarifica que no fue Moisés quien dio el pan del cielo, sino Dios mismo (Jn 6:32). Veamos en cuantos puntos el alimento del cielo es para la longevidad en palabras de Jesús:
el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo | Jn 6:33 |
Yo soy el pan de la vida … no tendrá hambre … nunca tendrá sed | Jn 6:34 |
el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida | Jn 6:47-48 |
comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron. (NVI) | Jn 6:49 |
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera | Jn 6:50 |
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre | Jn 6:51 |
el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne. | Jn 6:51 |
si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros | Jn 6:53 |
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final | Jn 6:54 |
el que me come, él también vivirá por mí | Jn 6:57 |
Este es el pan que descendió del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y murieron; | Jn 6:58 |
el que come este pan vivirá para siempre | Jn 6:58 |
Para Jesús, la comida celestial estaba directamente relacionada con la longevidad, pero más allá de una buena vida, como los israelitas que murieron. Para Jesús, el alimento celestial evita la muerte y el desgaste corporal. La más probable aquí es que Jesús habría entendido que el pan del cielo fue lo que sostuvo la ropa y los pies de los israelitas en los 40 años en el desierto.
El maná en el Apocalipsis
Cuando el libro Apocalipsis describe la recompensa a los fieles en la ciudad de Pérgamo, hace mención del maná. El texto dice:
Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe.
Apocalipsis 2:17
El maná que puede ser entendido de haber sido escondido en el arca (2 Mac 2:4–7) o en el cielo (Targ. Ps.-J. Éxo. 16:4, 15), según las tradiciones judías. Pero aquí en Apocalipsis es una recompensa.
En las siete cartas a las iglesias tenemos siempre un premio para los vencedores de las tentaciones idólatras. Estas incluyen: 1) comer del árbol de la vida (Apo 2:7), 2) no sufrir daño de la muerte segunda (Apo 2:11), 3) autoridad sobre las naciones (Apo 2:26), 4) el lucero de la mañana (Apo 2:28), 5) vestiduras blancas y 6) su nombre no será borrado del libro de la vida (Apo 3:5), 7) se le hará una columna en el templo de Dios, 8) y se escribirá sobre él el nombre de Dios, 9) y el nombre de la ciudad de Dios (Apo 3:12), 10) Jesús entrará a él y cenará con él, y 11) se le concederá sentarse con Jesús en su trono (Apo 3:20-21).
Este grupo de recompensas incluye el maná que aquí se relaciona con los siguientes elementos: a) con el comer (1,10), b) longevidad (2,6) y c) cercanía con seres celestiales (7, 8, 9, 10, 11) Todo esto une los cabos que se han podido reconocer a lo largo del análisis. En presencia de Jesús los creyentes comerán del maná, comida celestial, para longevidad y por recibir un estatus especial, como la autoridad sobre naciones y también de sentarse en el trono con Jesús.
Conclusión
Cuando Dios dio el maná a los israelitas, fue una comida especial. Algunas tradiciones pretendieron que el maná caerá en tiempos mesiánicos nuevamente. Pero el mesías cristiano ha llamado a sus fieles: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: «Yo soy el Cristo», y engañarán a muchos» (Mat 24:4). Ojalá que el pan de vida verdadero pueda ser recibido en nuestros corazones y cuando Cristo vuelva nos pueda encontrar como vencedores para poder comer la comida de ángeles y así seguir con longevidad al lado de nuestro Señor y Salvador.
Bibliografía
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