Abraham almuerza con Dios

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En Génesis 18:1-15, Abraham tiene un interesante encuentro con el Señor. Es más, no es solo que Abraham se encuentra con Dios, sino que estos incluso comen juntos. Además, los dos acompañantes de Dios, dos ángeles, comen también con ellos. Esto nos trae algunas preguntas a la mente: ¿Dios puede comer cosas físicas? ¿Quiénes son estos acompañantes de Dios? ¿Piensa la Biblia que los dioses necesitan comida? Estas y otras preguntas serán analizadas aquí.

Resumen de Génesis 18:1-15

Durante la siesta se le aparecen a Abraham tres hombres, que más tarde en la historia resultan ser Dios y dos ángeles. Abraham se postra ante ellos y les ofrece un poco de agua y pan. Los hombres aceptan la invitación. Abraham manda a Sara a preparar un plétora de panes y tortas, mientras que él prepara un becerro para asarlo y ofrecer una buena carne a los visitantes. El resultado de esta hospitalidad es la promesa de que Sara y Abraham tendrán un hijo en un año, a pesar de su muy avanzada edad.

Abraham y los tres ángeles, por Jacopo Vignail, en el siglo XVII.

El encinar de Mamré

La historia inicia con Abraham sentado en frente de su tienda y el Señor se le aparece «en el encinar de Mamré» (Gén 18:1). Este dato quizá nos parezca frívolo. Pero para las culturas como la de Abraham, esto es algo muy importante. Los encinares o los terbintos son considerados árboles religiosos en la Biblia. Estos árboles pueden llegar a tener más de 20 metros de altura y a una edad de más de 500 años. Por estas razones se los consideraba unos portales entre la tierra y el cielo, entre lo humano y lo divino. Eran lugares de culto y de revelaciones divinas (ej. Jue 4:11 o Os 4:13).

Esto también se puede notar en cómo es descrito el encinar en Siquem, en Gén 12:6 «la encina sagrada de Moré» (NVI y DHH). Moré significa maestro en hebreo y podría ser llamada también la encina del maestro o del adivino. Así encontramos en Jueces 9:37 también «el camino de la Encina de los Adivinos» que está justamente también en Siquem. Es curioso e importante que Dios aparece a Abraham justo en un encinar, un lugar donde se esperaría que aparezca un ser divino.

Mientras que Siquem está aprox. 50 km al norte de Jerusalén, Abraham se encontraba en Mamré, que está a unos 30 km al sur de Jerusalén. Mamré es un nombre más antiguo para la ciudad de Hebrón, donde David más tarde tuvo su capital hasta mudarse a Jerusalén. La localidad tuvo su propia historia legendaria, ya que Abraham había construido un altar en el encinar de Mamré (Gén 13:18), se había quedado allí. También fue allí donde le enteró a su difunta esposa Sara (Gén 23:19). Pero antes, Dios se había encontrado allí con ellos y a esto nos vamos ahora.

Abraham y los tres ángeles, por Pieter Lastman, en 1623.

Tres hombres aparecen

A Abraham, que está sentado en la entrada de su tienda, «el Señor se le apareció,» y el texto nos cuenta que Abraham, «cuando alzó los ojos y miró, he aquí, tres hombres estaban parados frente a él» (Gen. 18:2). Esta visión que podemos imaginarnos como Abraham mirando ve a uno y habiéndose frotado los ojos de repente ve a tres. Algunos han visto aquí la trinidad de Dios, es decir a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Sin embargo, la Biblia misma aclara más tarde cuando el Señor se queda hablando con Abraham (Gén 18:22), los dos ángeles se van a la ciudad donde estaba Lot (Gén 19:1).

Parece que aquí Dios ha venido con dos de sus ángeles. La pregunta que se viene es acerca de la fisicalidad de estos seres divinos. No es que sean hecho humanos, pero sí parece que puedan tener un cuerpo físico, y aparentemente humano. En la teología sistemática se habla de la idea del antropomorfismo, que es la representación humana de lo divino. Es decir hablamos de la mano de Dios o que esté sentado, mientras que si es todo espiritual, no necesariamente tendría estos rasgos humanos. Para la Biblia la fisicalidad es usada por seres divinos como Dios y sus ángeles. Lo de Satanás y los demonios es un tema algo diferente para la Biblia, y no entraremos en ello aquí.

Aparentemente Dios y sus ángeles pueden comer (Gén 18:8), pueden producir sonido con el aire al hablar (Gén 18:9), pueden moverse (Gén 18:10) y pueden ser confundidos con humanos (Gén 19:5). Curiosamente, el historiador Josefo y su línea teológica no aceptaba que los ángeles y Dios realmente coman comida humana, explica que solo pretendían comer (Antigüedades Judías 1.197).

La comida de Dios

La pregunta sobre la comida y el comer de los dioses es la siguiente a analizar. En la Biblia parece no haber problema que divinidades puedan participar en la comida humana. (Las comidas en el cielo se trataron aquí.) Esta idea era compartida con muchos de los pueblos en tiempos de Abraham. En especial tenemos información sobre los canaanitas desde los textos ugaríticos, nos ayudan identificar esta concepción compartida. Normalmente se contemplaba que la dieta humana, en especial lo que comían lo reyes, era la dieta también para los dioses. Por lo tanto, se ofrecía lo mejor que se tenía.

En el caso de Abraham, se ofrece pan o tortas de pan (Gén 18:6) y en abundancia (3 medidas = 20 kilos de harina). Además, los tres estuvieron compartiendo un becerro «bueno y tierno» (Gén 18:7). La carne era algo no tan común en la dieta diaria, sin embargo, los que podían se delietaban con los asados de becerro, ovejas y cabras. Si a los reyes les gustaba, seguro que a los dioses también. Abraham acertó con su menú ofrecido, porque Dios y los dos ángeles comieron al parecer muy bien.

Una diferencia que encontramos en el menú con el de los ugaríticos, es la leche y el yoghurt. Mientras que los dioses de los cananeos tomaban solo vino, aquí el Dios de Abraham, también toma leche y cuajada. En otros textos, el Dios de la Biblia también aceptaba libaciones/ofrendas de una bebida fermentada, como una clase de cerveza (Núm 28:7). Tampoco nos podemos olvidar que Jesús nos prometió que tomará vino cuando vendrá el reino de Dios (Luc 22:18). Lo que nos dice todo esto es que la Biblia es un libro que habla a las personas en su mundo y en su cultura.

Abraham sirviendo a los ángeles, por Rembrandt, en 1646.

Similitud con la Epopeya de Aqhatu

Desde que se han descubierto textos ugaríticos, en 1928, se ha podido entender en muchas ocasiones mucho mejor el pensar de la gente en la Biblia. Ya en el año 1960, el erudito Wolfram Herrmann había encontrado un texto ugarítico interesantemente parecido a nuestra historia de Abraham: La Epopeya de Aqhatu.

Esta historia trata de un rey Danel, quien quería un hijo. Ofreció a los dioses comidas y bebidas por seis días, y en el séptimo los dioses le responden que le darán un hijo, y por recompensa Danel deberá edificar un altar para los dioses. Esto es muy parecido a Abraham quien esperaba la promesa de Dios de un hijo prometido (Gén 15:2). Además, Danel estando sentado en la entrada de la ciudad, debajo de unos árboles, alzando la vista ve venir a los dioses. En cuanto Danel los ve venir, llama a la mujer que prepare comida y bebida para los dioses.

El orden de estos eventos es distinto en las dos historias, pero las similitudes son interesantes. Esto no quiere decir que alguien haya copiado de otro, pero notamos que es una manera de relatar revelaciones divinas en un mundo culturalmente compartido. No es coincidencia que Abraham estaba en Canaán en esta situación.


Tabla de comparación

Epopeya de AqhatuHistoria de Abraham
Danel necesita un hijoAbraham necesita un hijo
Danel ofrece comida y bebida a los seres divinosAbraham ofrece comida y bebida a los seres divinos
Su dios le promete un hijoSu Dios le promete un hijo
Danel sentado a la entrada de la ciudadAbraham sentado a la entrada de su tienda
Aparición de divinidades cerca de árbolesAparición de divinidades cerca del encinar
Llama a la mujer a preparar comidaLlama a la mujer a preparar comida
Como resultado, los seres divinos le dan lo que deseaComo resultado, los seres divinos le dan lo que desea
La mujer está parada mientras que las divinidades comenAbraham está parada mientras que las divinidades comen
Termina con una discrepancia entre Danel y la mujerTermina con una discrepancia entre Abraham y Sara

Diferencias

Las dos historias también tienen grandes diferencias que son importantes destacar. En primer lugar, Danel recibe no solo la promesa de un hijo, sino también un arco especial para la caza. Aunque la actitud hospedadora de Danel está presente, es su mujer la que prepara toda la comida. En Génesis Abraham es el que elige el becerro y lo trae a la mesa. La mujer de Danel es la mesera, pero en Génesis esta función la tiene Abraham.

La discrepancia final entre hombre y mujer en la Epopeya de Arqhat es por el arco que recibió Danel. La mujer quiere el mismo arco y por su codicia mata a Danel para robarle el arco que termina roto también. Por el otro lado, en Génesis la discrepancia está en que Sara se rió de la promesa de Dios de que tendría un hijo (Gén 18:12-13, 15).

Como ya mencionado, la importancia en esta comparación está en la clase de historia que se está relatando. Es una teofonía en tierra cananea, Dios aparece en Canaan. Y se ha narrado la historia con sus detalles, porque fueron importante para el pueblo que habría de habitar en la misma tierra, mientras que no debía caer en las idolatrías de los cananeos y adorar a sus dioses.

La hospitalidad: un encuentro divino

Al final y al cabo, ¿qué nos quiere decir esta historia? Dos elementos son claves para entender el propósito de la historia. La primera es mostrar el carácter de Abraham y la segunda es el carácter y naturaleza de Dios.

Abraham y los tres ángeles, por Marc Chagall, en 1966.

Abraham

Abraham es el ejemplo de los hospedadores para el resto de la historia judía y cristiana a la vez. El carácter hospitalario de Abraham se ha destacado y le ha servido para que pueda incluso haber hospedado a Dios mismo. En los círculos cristianos, desde sus inicios Abraham ha sido un ejemplo de la hospitalidad. A epístola de 1 Clemente, después del NT, explica lo siguiente: «Por su fe y su hospitalidad [Dios] le dio un hijo» (1 Cle 10:7). De la misma manera la carta a los Hebreos recuerda esta historia cuando dice:


No se olviden de practicar la hospitalidad,
pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
Hebreos 13:2 (NVI)


Dios

Por su lado, el carácter de Dios también se muestra en la historia, como un Dios que puede y quiere compartir con los humanos. Los quiere bendecir, pero requiere de ellos una hospitalidad. Como Dios vino al mundo de Abraham, de una manera en que cananeos como hebreos lo podían entender, así quiere venir a nuestro mundo para que nosotros y nuestros vecinos lo podamos entender. El Evangelio según Juan traza este requerimiento a la llegada de Jesús:


A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Juan 1:11 (LBA)


Este es el Dios que da un hogar a los extranjeros, de los cuales Abraham es su padre y nuestro ejemplo de cómo tratarlos. Esta requerimiento también nos exige nuestro Señor Jesús en el evangelio según Mateo:


Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis… En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.
Mateo 25:34-35, 40 (LBA)


Conclusión

La hospitalidad es una conexión entre nuestro mundo físico y el mundo divino. Sin saber Abraham hospedó a Dios mismo. Dios es un dios que da un hogar a los extranjeros. Él es un dios hospitalario e igual a él, nosotros debemos ser hospitalarios. Jesús espera esto de los suyos e interesantemente el ejemplo de la hospitalidad de Abraham llegó a ser no solo un ejemplo moral y de conexión mística con seres divinos, sino que Jesús conecta la hospitalidad con le juicio final, donde nuestro futuro dependerá de nuestro trato hospitalario a los demás en el aquí y ahora. ¡Que Dios nos encuentre preparándole un asado!



Bibliografía

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del Olmo Lete, Gregorio. Mitos y Leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit. Madrid, España: Ediciones Cristiandad, 1981.

Herrmann, Wolfram. “Götterspeise und Göttertrank in Ugarit und Israel.” ZAW 72.3 (1960): 205–16.

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Sarna, Nahum M. Genesis. JPS. Philadelphia, PA, EE.UU.: Jewish Publication Society, 1989.

Wyatt, Nick. Religious Texts from Ugarit. Bloomsbury Academic, 2002.

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